
Las abejas nos enseñan el verdadero significado de comunidad y propósito. Cada abeja nace con una misión: la reina asegura la vida de la colmena, los zánganos ayudan en la reproducción, y las obreras recolectan néctar, construyen y protegen. Y cada una, sin excepción, vive y muere cumpliendo fielmente su propósito.
Así también nosotros: cada persona tiene dones y talentos únicos. Nuestra vida cobra sentido cuando los usamos para servir y edificar a los demás. Como las abejas, nuestra fuerza está en la unidad y en reconocer que cada uno tiene un papel especial en la gran colmena que es la sociedad, la familia y la comunidad.
“Dos son mejor que uno, porque obtienen más fruto de su trabajo. Si uno cae, el otro lo levanta; ¡ay de aquel que cae y no tiene quien lo levante!”
Eclesiastés 4:9-10
Que esta semana recordemos que, al igual que las abejas, estamos llamados a vivir con propósito, aun si eso significa darlo todo hasta el final, porque en esa entrega encontramos dulzura y sentido.
💛 ¡Vivamos como las abejas: con propósito, en unidad, y dejando miel en cada vida que tocamos!
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