El jardinero y los tres recipientes

Publicado el 14 de diciembre de 2025, 8:54

Había una vez un jardinero que cada mañana regaba sus plantas usando tres recipientes distintos.
Uno era un balde viejo, agrietado, que siempre perdía agua.
El segundo era un cántaro nuevo, hermoso, pero pesado.
Y el tercero era una simple taza pequeña, ligera, fácil de manejar.

Un vecino curioso le preguntó un día:
“¿Por qué sigues usando ese balde roto y ese cántaro tan pesado? La taza es la única que no te hace batallar.”

El jardinero sonrió y respondió:
“Algún día entenderás.”

Pasaron semanas.
El balde derramaba agua por todo el camino, sin llegar lleno al jardín.
El cántaro nuevo estaba siempre esperando ser usado, pero su peso hacía que el jardinero lo dejara a un lado.
La taza pequeña, aunque llevaba poca agua, era usada todos los días sin falta.

Un día, mientras el vecino caminaba por el sendero, notó algo que nunca había visto:
donde el balde roto goteaba, había una hilera de flores hermosas;
donde el cántaro pesado quedaba apoyado, crecía hierba aplastada sin vida;
pero en el centro del jardín, donde la taza ligera era usada, las plantas estaban fuertes, verdes, llenas de fruto.

El vecino volvió al jardinero y le dijo:
“Ahora lo veo… pero no lo comprendo por completo.”

El jardinero le respondió:
“Es simple:
al balde roto no puedo arreglarlo, así que lo dejo ser.
El cántaro pesado no puedo cargarlo, así que no lo fuerzo.
Pero la taza… la taza pequeña puedo usarla hoy.
Y eso es suficiente para que el jardín viva.”

El jardín es nuestra vida

Cada uno de nosotros carga “recipientes” parecidos:

  • El balde roto es el ayer: lo que ya pasó, lo que no podemos corregir, lo que se nos escapó entre las manos.

  • El cántaro pesado es el mañana: lo que pesa por adelantado, lo que imaginamos, lo que aún no existe.

  • La taza pequeña es el hoy: manejable, accesible, suficiente.

Muchos pierden la paz tratando de cargar lo que ya no se puede cambiar o lo que todavía no ha llegado.
Pero la vida florece cuando usamos lo único que realmente tenemos en nuestras manos: el presente.

Dios lo dijo con claridad:

“Basta a cada día su propio afán.”
Mateo 6:34 (RVR1960)

Ayer ya regó lo que pudo.
Mañana aún no tiene agua.
Pero hoy… hoy es la taza ligera que Dios nos entrega para cuidar nuestro jardín interior.

No necesitas cargar más de lo que Dios te pidió.
No necesitas arreglar lo que ya pasó ni sostener un futuro que aún no existe.

Hoy es suficiente.
Hoy trae su paz, su gracia, su claridad y su propósito.

Cuando vivimos el día presente con intención, la vida florece —igual que el jardín.
Y cuando entregamos a Dios el ayer y el mañana, nuestro corazón respira más profundo.

 

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios