
Autor anónimo
En los momentos de tristeza, incertidumbre o soledad, Dios se revela como nuestro Consolador. Él no solo escucha nuestras oraciones, sino que abraza nuestro corazón herido con Su amor perfecto. La Biblia nos recuerda en 2 Corintios 1:3-4 que Él es el “Dios de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras tribulaciones”. Esto significa que no importa cuán grande sea nuestra carga, Él está presente para levantarnos, fortalecernos y darnos paz.
Dios también es quien nos cubre y nos cuida. Como un padre amoroso o una madre protectora, Él extiende Sus alas sobre nosotros (Salmo 91:4), cubriéndonos de los peligros visibles e invisibles. Aun cuando no somos conscientes, Él vela por nosotros día y noche, asegurándose de que no estemos solos en el caminar.
Confiar en Dios como nuestro Consolador y Protector nos invita a descansar en Sus promesas. Nos enseña que no tenemos que cargar las angustias solos ni enfrentar las tormentas sin refugio. Él es nuestra roca, nuestro amparo seguro, quien nos cubre de los vientos de la vida y nos guía con Su luz.
Hoy te invito a cerrar los ojos por un momento, respirar profundo y recordar: estás cubierto por el amor eterno de Dios.
Él te cuida con ternura, te sostiene en Sus brazos y te consuela con un amor que nunca falla.
Añadir comentario
Comentarios